Fines de la educación y tecnología educativa
La tecnología educativa constituye, para Sancho Gil et. al (2015), la manera de planificar y poner en práctica la educación, configurando los procesos de enseñanza y aprendizaje, sus recursos, espacios y tiempos,
en función de intencionalidades bien definidas. De acuerdo con Mallas Casas (1979) ella busca una forma
sistemática de diseñar, desarrollar y evaluar el proceso total de enseñanza-aprendizaje en términos de objetivos
específicos; ambos autores coinciden en que representa el conjunto de medios de los cuales se vale la educación para lograr sus finalidades.
Anteriormente se ha señalado que el discurso pedagógico superpone en concepto de tecnología educativa al
de tecnologías de la información y la comunicación (Cabero Almenara, 2003; Sancho Gil et. al, 2015; Serrano Sánchez et. al, 2016).
Estos autores coinciden al diferenciar, estas últimas, como herramientas digitales
que permiten almacenar, representar y transmitir información (tecnologías en la educación); mientras que la
tecnología educativa implica una reflexión pedagógica, de la cual subyace una teoría, una metodología y una
práctica formativa en contextos educativos determinados, para alcanzar unos fines preestablecidos (tecnologías de la educación).
En relación a uso de las tecnologías en la educación, Mominó (2008) afirma que la vinculación entre educación y tecnología no es un fenómeno reciente, sino más bien constituye un rasgo permanente a través de la
historia.
Area Moreira (2009) y Cabero Almenara (1999, 2003) sostienen que no se trata de incrementar la
intensidad del uso de la tecnología por el sólo hecho de hacerlo, sino más bien, hay que tener claros cuáles son
los beneficios que las alternativas tecnológicas podrían aportar para conseguir que los estudiantes aprendan
más, mejor y distinto.
Considerando que el ser humano se desenvuelve en un mundo de vertiginosos cambios, Ananiadou & Claro
(2010) se pronuncian en favor de la búsqueda de formas de trabajar en el aula, que faciliten el proceso de
aprendizaje de las nuevas generaciones para estar a la vanguardia de los procesos educativos.
A este respecto, Prendes Espinosa & Sánchez (2014) advierten que las tecnologías no son la panacea de los
problemas de la educación actual. Por su parte, Luján Ferrer et. al. (2009) sostienen que el manejo de recursos
tecnológicos como computadoras, vídeos o el Internet, no garantiza que se obtenga un aprendizaje de calidad;
por cuanto el éxito de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC’s) aplicadas en el proceso de
enseñanza y aprendizaje, depende en gran medida de la manera en la que los profesores las incorporen en el
ámbito didáctico.
Las TIC’s en la educación resultan útiles y efectivas si rompen con lo que el Ministerio del
Poder Popular para la Educación (2007) denomina “esquema repetitivo y transmisor proveniente del discurso
clásico colonial” (p. 41), trasciende la llamada “enseñanza magistral y expositiva”, y conlleva a “desaprender la
construcción de saberes individualistas y fragmentados” (p. 43).
Ahora bien, la tecnología de la educación o tecnología educativa tiene por cometido posibilitar la organización de entornos de aprendizaje que proporcionen las condiciones más idóneas para conseguir finalidades
educativas, empleando diversos medios tecnológicos (De Pablos, 1996; Luján Ferrer & Salas Madriz, 2009